Ejercer la profesión en forma lícita, libre y responsable.

Bindar trato digno a pacientes, familiares y/o cuidadores.

Participar en la mejora de la calidad de la atención.

Brindar información integral a pacientes, familiares y/o cuidadores.

Contar con infraestructura, equipamiento y material necesario.

Abstenerse de garantizar resultados y facilitar una segunda opinión en caso de duda o incertidumbre.

Recibir información necesaria, completa y veraz por parte de los pacientes, familiares y/o cuidadores.

Integrar, cuidar y resguardar el expediente clínico.

Recibir trato digno y respetuoso.

Garantizar la privacidad y confidencialidad de los datos personales de las y los pacientes.

Acceso a actividades para el desarrollo y crecimiento profesional.

Utilizar correctamente los recursos sanitarios de los que disponga.

Recibir asesoría jurídica y acceder voluntariamente a mecanismos alternativos de solución de controversias.

Recabar el consentimiento informado.

Contar con protección para salvaguardar su prestigio, honorabilidad, derechos humanos; y en su caso ejercer su derechos de répilica.

Referir a la o el paciente oportunamente a un profesional o unidad médica de mayor capacidad resolutiva.

Inconformarse ante la utoridad por actos de discriminación o maltrato.

Actualización y certificación profesional permanente.

Recibir remuneración por su trabajo.

Responder y resolver las inconformidades y quejas por la atención médica brindada.